La creación de avatares 3D completos para el mundo virtual de Somnium Space parece ser un negocio lucrativo. De acuerdo a a la cuenta oficial de Twitter se han acuñado más de treinta avatares en la cadena de bloques, y estos generaron más de 20 mil dólares en ingresos. Hasta el momento el precio mínimo para un avatar es de aproximadamente 1200 dólares.
El avatar más caro es uno llamado Picasso, que se vendió por 5,5556 ETH. En el momento de la subasta serían más de 3500 dólares. A medida que más personas se sumerjan en mundos virtuales como Somnium Space, Decentraland o The Sandbox, aumentará la demanda de avatares personalizados.
En este caso, cada uno de los avatares es completamente único y los usuarios obtienen todos los derechos de propiedad al comprar el avatar. Técnicamente, estos avatares también se pueden usar en otros mundos virtuales, ya que también son compatibles, por ejemplo, con VR Chat.
Dentro de Somnium Space, estos avatares no dependen de muchos metadatos. En las versiones actuales del mundo virtual, un avatar es simplemente una representación cosmética del yo. Sin embargo, cuando se trata del metaverso, tendría sentido adoptar ese concepto. Si estos avatares tuvieran, por ejemplo, características como fuerza, magia y resistencia, The Sandbox podría adoptarlos.
Avatares parte de la moda en línea
En el futuro, se espera que todos se muevan al metaverso hasta cierto punto. Aquellos para quienes esta nueva frontera se siente más nativa, querrán expresarse. Cryptovoxels y Decentraland ofrecen dispositivos portátiles, mientras que Somnium Space se basa en avatares de cuerpo completo. El mes pasado Genies, una empresa que crea avatares, recibió una inversión de tres millones de dólares. Al mismo tiempo, Polygonal Mind ha estado activa creando avatares personalizados y vendiéndolos en el mercado abierto usando estándares abiertos.
Hasta cierto punto, podrías ver los avatares como una extensión del yo. Es una forma de representarte a ti mismo en un espacio virtual. La importancia de las identidades digitales es muy obvia, pero como internautas todavía estamos descubriendo muchas de esas cosas. ¿Cómo vinculamos el avatar a una identidad y en qué situaciones sería realmente necesaria esta conexión? ¿Qué información compartimos de mala gana cuando usamos las herramientas de Web3? ¿Cómo manejamos nuestra privacidad en un mundo virtual? Buenas preguntas que aún no tienen respuestas claras.
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